En ciertos momentos de nuestra vida, atravesamos situaciones complicadas en donde hemos de enfrentarnos a algunos problemas y no terminamos de saber cómo, nuestras emociones no son ajenas a estos procesos y en ocasiones sentimos que no podemos soportar más el sufrimiento que nos provoca. A partir de aquí, nos es muy familiar esta tesitura.

¿Quién no ha vivido un momento así en su vida? Las personas de nuestro entorno que nos quieren y preocupadas por nosotros nos recomiendan pedir ayuda a un psicólogo, y es entonces cuando nos viene a la cabeza aquello de….”si yo no estoy loco…” Nadie dice que lo estés. De hecho, ése es el momento adecuado para acudir y permitirte recibir la ayuda que necesitas para poder superar tu malestar en el mayor tiempo posible sin sufrir más de lo meramente imprescindible.

 

Dar el primer paso, cuesta

Si nos da por pensar en lo que dirán en mi círculo si se enteran que voy al psicólogo….me va a dar vergüenza o miedo a que me señalen. Sin duda, esa decisión es la que más nos cuesta. Pero piensa: …yo decido si quiero estar mejor o no.

A día de hoy, cada vez son más personas las que acuden a terapia para solicitar ayuda, y el estigma social que ha condicionado durante tanto tiempo a tantas personas, aunque aún existe, ha disminuido notablemente.

¿Qué ha de pasarme para decidir ir al psicólogo?

Realmente no hay una norma establecida a seguir. Todo va a depender del grado de afectación que el problema esté causando en nuestra vida cotidiana, nos está limitando y obligando a actuar como no deseamos a consecuencia de nuestro estado emocional o físico. Cuando pienso: …”No me encuentro a gusto conmigo mismo. Necesito hacer algo”.

Cuando estoy todo el día preocupado, con miedo a que suceda algo negativo o lo peor, cuando mis pensamientos no me dejan ni comer, ni dormir, ni relacionarme con los demás como a mí me gustaría. La ansiedad no me deja vivir en paz.

O tengo esos días tristes, con apatía, sin ganas de salir a la calle porque me siento deprimido sin saber muy bien el porqué, y ya empiezo a pensar que hay más días de ésos que felices en mi vida.

Si siempre doy prioridad a los demás y yo no cuento porque no creo que sea importante para nadie, especialmente para mí, mi autoestima me está señalando que tengo que hacer algo con ella, ¡Ya!

En esos momentos en los que no soporto que mi pareja hable más del tiempo estrictamente necesario con otras personas porque si no, me muero de celos y pienso que ya no me quiere o no puedo con los problemas de pareja que estamos teniendo desde hace mucho tiempo y nos da miedo hasta hablar de ello por si acaso…

Paso mucho tiempo comprobando una y otra vez si he apagado el gas o cerrado las ventanas, o me preocupo  en exceso por que todo esté perfectamente ordenado y controlado al milímetro (sin cambios) o me obsesiono si mis manos no están lo suficientemente limpias y desinfectadas y las repaso una y otra vez, o si he completado mis tareas de la casa, las mismas que hice ayer y repetiré mañana y pasado, incluso varias veces al día….o si creo que tengo o voy a contraer todas las enfermedades que leo, veo o me comentan y me obliga a hacerme pruebas médicas sin parar, una y otra vez. Tengo miedo irracional a la muerte o a que me pase algo muy malo.

Me resulta imposible dejar de usar el móvil, o de apostar, o de dejar los vídeojuegos, de fumar, de beber alcohol, de jugarme el dinero, consumir sustancias. Mis adiciones condicionan mi vida,

Puede que me den miedo ciertos animales, o volar en avión o conducir, o estar en un lugar cerrado, o que haya mucha gente, o a hablar en público. Son fobias. Limitan mi vida.

Mis hijos tienen necesidades educativas especiales (N.E.E.), requieren reeducación pedagógica.

Abuso de la comida, dándome atracones y después y después me siento culpable y provoco el vómito, o me veo tan gordo que decido dejar de comer (aunque todos me dicen que estoy por debajo de mi peso). TCA.

¡Estate alerta! Si tienes más días de sufrimiento que días felices, pregúntate: ¿Merezco estar mejor?….Nosotros respondemos: ¡SIN DUDA!

Otros motivos importantes para ir al psicólogo

Si tengo pensamientos negativos constantemente y no puedo pararlos, si estoy nervioso, pérdida de apetito, de sueño, si no tengo deseo sexual, si me es imposible poder decir que NO a los demás, cuando no puedo concentrarme en mis tareas, si estoy constantemente enfadado, si necesito llorar y no puedo hacerlo, si sólo veo el lado negativo de la vida o me siento culpable por todo, si he perdido a un ser querido, si estoy pensando que quiero divorciarme o lo he dejado con mi pareja, si soy víctima de malos tratos (físicos y psicológicos), si en el trabajo me tratan diferente a los demás haciéndome sentir mal deliberadamente, problemas para socializar, si en tu pasado hubo algún trauma como por ejemplo: No sentirte querido por nadie habitualmente, abuso, maltrato o cualquier otro tipo de violencia, etc.

Existen muchos otros motivos que no vamos a exponer. Con los mencionados puedes hacerte una idea de cuánto podemos hacer por ti.

NOSOTROS ESTAMOS AQUÍ PARA AYUDARTE….SI NOS DEJAS.