Valoración del estado nutricional

Valoración del estado nutricional

Una nutrición equilibrada implica un aporte adecuado en nutrientes y energía, específico para cada individuo. Mediante un análisis de sangre, orina o heces se puede determinar el estado nutricional de un paciente.

¿En qué consiste una valoración del estado nutricional?

En la determinación del nivel de salud y bienestar de un individuo o población, desde el punto de vista de su nutrición. Supone examinar el grado en que las demandas fisiológicas, bioquímicas y metabólicas, están cubiertas por la ingestión de nutrientes.

Este equilibrio entre demandas y requerimientos está afectado por diversos factores como pueden ser la edad, el sexo, la situación fisiológica, la situación patológica de cada individuo, educación cultural y la situación psicosocial. Una nutrición equilibrada implica un aporte adecuado en nutrientes y energía, específico para cada individuo.

La deficiencia prolongada de un determinado nutriente, conduce a su desaparición progresiva en los tejidos, con las consiguientes alteraciones bioquímicas, que más tarde se traducen en manifestaciones clínicas. Por otra parte, el consumo excesivo de uno o varios nutrientes pueden desarrollar situaciones de toxicidad o de obesidad.

La evaluación del estado nutritivo tiene como finalidad la detección temprana de grupos de pacientes con riesgo de padecer malnutrición, el desarrollo de programas de salud y nutrición y para controlar la eficacia de distintos regímenes dietéticos. La valoración del estado nutricional debe reunir los siguientes aspectos:

  • Composición corporal: estudio de las medidas antropométricas.
  • Situación del metabolismo: estudio de los parámetros anañíticos.
  • Situación fisiopatológica: historia clínica y exploración física.
  • Informe psicosocial: educación y hábitos nutritivos.
  • Historia dietética.

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¿Qué son las Intolerancias Alimentarias?

¿Qué son las Intolerancias Alimentarias?

Algunas personas presentan intolerancias alimentarias, específicas (celiaquía, intolerancia a la lactosa …) o inespecíficas (cuando a pesar de hacer test no se detecta la causa).

Aproximadamente un 20% de la población presenta durante su vida una reacción adversa alimentaria.
Las intolerancias alimentarias son un grupo de reacciones adversas a los alimentos en las que no está involucrado el sistema inmunitario.

Es fundamental llevar a cabo una valoración y un diagnóstico correctos con el fin de evitar dietas de eliminación innecesarias, que pueden conllevar retrasos en el crecimiento y el desarrollo de los lactantes y los niños, y déficit nutricionales en los adultos.

Las intolerancias más habituales en nuestra sociedad son: Intolerancia a la lactosa, fructosa, sorbitol, enfermedad celíaca, sobrecrecimiento bacteriano entre otras.

  • Celiaquía: es una enfermedad autoinmune en la que se generan anticuerpos contra el gluten (una proteína presente en cereales como el trigo, la avena, centeno, espelta y cebada). Hay que retirar por completo las fuentes de gluten para reparar las microvellosidades intestinales y notar mejoría sintomática.
  • Intolerancia a la lactosa, fructosa y/o sorbitol: son intolerancias que pueden aparecer solas o combinadas. Suelen dar gran malestar gastrointestinal que mejora en gran medida al retirar las fuentes alimentarias de azúcares que lo provocan.
  • Déficit de DAO: la Histamina está presente en todos los alimentos, cuando existe déficit de la enzima que la metaboliza (DAO) la histamina se acumula y suele aparecer sintomatología diversa (molestias intestinales, migrañas, trastornos cutáneos, dolores musculares y de espalda, etc. ).
  • Nutrición Colon Irritable: el Síndrome de Colon Irritable es un trastorno digestivo que provoca dolor abdominal e irregularidades en el ritmo deposicional.
  • Dieta FODMAP: cuando un paciente presenta molestias gastrointestinales (tránsito intestinal irregular, flatulencias, gases, dispepsia, meteorismo, hinchazones, etc) pero los test de intolerancias alimentarias salen negativos, se puede adaptar la alimentación haciendo restricciones concretas para que los síntomas mejoren.

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Síntomas de la diabetes, detéctala a tiempo

Síntomas de la diabetes, detéctala a tiempo

La diabetes es una enfermedad muy común debido a la falta de secreción de insulina por parte del páncreas y/o a la disminución de su efecto.

Según el estudio di@bet.es, uno de los mejores estudios epidemiológicos en nuestro país, demuestran que el 13,8% de los españoles tiene diabetes Mellitus tipo 2, lo que equivale a 5,3 millones de españoles. De ellos casi el 43% del total, desconocían que padecían la enfermedad.

Porqué se produce la diabetes

La diabetes puede ser debida a la falta de secreción de insulina por parte del páncreas y/o a la disminución de su efecto. Dado que esta hormona tiene la misión de transformar en energía los hidratos de carbono de los alimentos, su defecto origina un aumento del azúcar en la sangre.

La elevación anormal de azúcar en la sangre puede ser originada por causas diversas. Las formas más frecuentes de diabetes son: tipo 1 y tipo 2.

Cuáles son los síntomas de diabetes

Una de las dudas frecuentes que suelen hacer los pacientes es cómo detectar los síntomas que pueden indicar una posible diabetes.

Cada caso es distinto sin embargo podemos mencionar algunos de los síntomas que se suelen presentar frecuentemente en pacientes y que son una señal de alarma.

  • Aumento de las ganas de orinar: La acumulación de glucosa en la sangre obliga a los riñones a trabajar con más intensidad para filtrar y eliminarla con la orina, de modo que aumenta la frecuencia y las ganas de orinar. Esto conlleva la necesidad de reponer líquidos y por tanto la sed. Por tanto otro de los síntomas es el aumento de la sed.
  • Pérdida de peso: Este síntoma es más propio de la diabetes tipo 1 y suele ir acompañada de una sensación de hambre continua.
  • Visión borrosa: El exceso de glucosa en la sangre induce un aumento de la pérdida de líquidos del organismo, incluyendo los que mantienen la humedad del cristalino, lo que reduce la capacidad del ojo para enfocar correctamente, produciendo así la sensación de ojo seco. Si esta sequedad no se controla los vasos sanguíneos que irrigan la retina pueden resultar dañados y generar una retinopatía diabética e incluso ceguera.
  • Cansancio: El aumento de la presencia de glucosa en la sangre se debe a una insuficiencia en la producción de insulina, que hace que el azúcar penetre en las células y se transforme en la energía necesaria para un adecuado funcionamiento del organismo. Si no se produce la energía suficiente, aparece el cansancio. No obstante, esto puede deberse también a otros factores generalmente asociados a la diabetes(obesidad, hipertensión arterial o deshidratación).
  • Infecciones frecuentes: La diabetes reduce la capacidad del organismo para eliminar los agentes patógenos, lo que favorece la aparición de infecciones. Entre las más frecuentes se encuentran la gingivitis o periodontitis, patologías que afectan a las encías.

Cómo es el tipo de alimentación que debe llevar una persona con diabetes

Un diabético debe seguir, como todo el mundo, una alimentación equilibrada que incluya, en las cantidades adecuadas, todos los alimentos de la pirámide nutricional, salvo los de alto contenido en sacarosa, como es el azúcar, las bebidas azucaradas etc.

La alimentación del diabético ha de incluir cada día una cantidad suficiente e individualizada de alimentos que contengan hidratos de carbono de absorción lenta como son el cereal, el pan y la pasta.

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La tensión alta y su relación con la sal.

La tensión alta y su relación con la sal.

¿Tensión alta? Usa menos el salero y te recomendamos estos alimentos.

 

Evitar la sal es la primera recomendación dietética que se hace a las personas diagnosticadas de hipertensión, pero igual de importante es incluir en el menú diario alimentos con demostrados efectos beneficiosos sobre la presión arterial.

 

De acuerdo con las guías nacionales e internacionales sobre esta enfermedad, se considera que una persona tiene hipertensión (HTA) o tensión alta cuando su presión sistólica (la alta) está entre los 130-139 mmHG y la diastólica (la baja) se encuentra en el intervalo 80-89 mmHG. .

 

Menos sodio y más potasio.

 

Se recomienda reducir la ingesta de sodio a menos de 2/g. día (lo que equivale a 5 g. de sal), con el fin de reducir la presión arterial y el riesgo de enfermedad cardiovascular, ictus y cardiopatía coronaria. “No obstante, el límite ideal es de una cantidad menor a 1,5 g. de sodio al día para la mayoría de los adultos, especialmente para los que padecen hipertensión. Incluso una reducción de esta cifra a 1 g. al día de sodio puede mejorar la tensión arterial y la salud del corazón”.

Además, en las personas con hipertensión, diabetes o enfermedad renal crónica, debe aumentarse la ingesta de potasio (aproximadamente 4,7 g. al día) y limitarse el consumo de alcohol.

 

Se sabe que los alimentos ricos en potasio ayudan a eliminar más cantidad de sodio a través de la orina y también favorecen la relajación de los vasos sanguíneos, reduciendo la presión arterial. Uno de los alimentos más ricos en potasio es el plátano, con la ventaja de que, el tipo de potasio presente en este alimento resulta especialmente eficaz para reducir la presión arterial.

 

La importancia de los lácteos.

 

Es habitual que en las recomendaciones dietéticas dirigidas a los pacientes hipertensos figure el consumo de lácteos. El porqué de esta indicación: “Los productos de origen lácteo contienen, encriptados en sus proteínas, péptidos de acción inhibitoria sobre la enzima convertidora de angiotensina (ECA) y que, en consecuencia, son capaces de ayudar a disminuir la tensión. Diferentes estudios han demostrado que la ingesta de estos péptidos es capaz de reducir la presión arterial de manera significativa, tanto la sistólica como la diastólica.

 

Grasas sí, pero no todas.

 

Una dieta rica en grasa, pero de tipo monoinsaturado (presente en el aceite de oliva, las nueces, el aguacate…), puede ayudar a controlar la tensión.

Es, por tanto, el tipo, y no la cantidad de lípidos, lo que hay que tener en cuenta cuando hablamos de grasa e hipertensión, al margen del efecto que la dieta rica en grasa puede tener como factor de riesgo de obesidad. Respecto a esto, está claro el efecto hipertensor de una ingesta alta en ácidos grasos saturados y de ácidos de tipo trans, mientras que las dietas ricas en ácidos grasos insaturados parecen mejorar las cifras de presión arterial, especialmente por su efecto a nivel endotelial.

 

Remolacha y calabaza.

 

Ahora que llega el verano, aumenta el consumo de frutas y verduras, esto supone una de las mejores elecciones en el menú del hipertenso ya que, ha sido ampliamente estudiado que las dietas ricas en potasio, calcio y magnesio, en poliinsaturados y antioxidantes y bajas en sodio y grasas ayudan al control de la presión arterial. Concretamente, en el caso de las verduras, se trata de componentes importantes de una dieta equilibrada debido a su importante contenido en vitaminas y minerales.

 

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El abuso de comida rápida ya causa más cirrosis que el alcohol

El abuso de comida rápida ya causa más cirrosis que el alcohol

La población presenta aumentos de grasa en el hígado cuando una quinta parte o más de su dieta se basa en estos productos.

El abuso en la ingesta de comida rápida, unido a otros hábitos poco saludables como la ausencia de ejercicio físico, está vinculado al desarrollo de problemas de salud como la obesidad o la diabetes tipo 2. En un país como España, en el que, según datos de la última Encuesta Europea de Salud (2020), el 16% de la población adulta padece obesidad y casi un 40% sobrepeso; y en el que, según datos de 2021 de la Federación Internacional de Diabetes, la diabetes tipo 2 afecta a uno de cada siete adultos (la segunda tasa más alta de Europa), estas asociaciones están más que alertadas por expertos en salud pública, médicos y divulgadores.

Existe gran desconocimiento sobre la relación entre la ingesta continuada de comida rápida y el desarrollo de hígado graso no alcohólico (también conocido como esteatosis hepática). Se trata de una afección potencialmente mortal producida por la acumulación de grasa en el hígado y que puede derivar, en estadios más avanzados, en cirrosis y en cáncer hepático. En países como Estados Unidos, ya es la principal causa de trasplante de hígado.

Las personas con obesidad o diabetes que consumen el 20% o más de sus calorías diarias en comida rápida presentan niveles muy elevados de grasa en el hígado en comparación con quienes consumen menos cantidad o nada de fast food. La población general también presenta aumentos de grasa en el hígado cuando basa una quinta parte o más de su dieta en aquel tipo de alimentos, aunque en este caso el incremento es más moderado.

Los hígados sanos contienen una pequeña cantidad de grasa que por regla general representa menos del 5%.

Dada la coyuntura actual, lo lógico es que los casos de hígado graso no alcohólico repunten en los próximos años. La población se está volviendo más sedentaria, estamos comiendo más alimentos procesados y ultraprocesados, el precio de los alimentos frescos y de temporada se está encareciendo… Si nada lo cambia, caminamos hacia un aumento importante en la incidencia de patologías como la obesidad, la diabetes tipo 2 o el hígado graso.

Una enfermedad sin tratamiento

El problema es que en la actualidad no existe ningún tratamiento farmacológico para abordar esta dolencia. El único tratamiento es dieta y ejercicio físico. Y la dieta recomendada por la evidencia científica es la dieta mediterránea, que es justo lo contrario de la comida rápida.

España es el único país de la Unión Europea que no cuenta con nutricionistas en el sistema sanitario público. Médicos, enfermeras y farmacéuticos son colaboradores en este ámbito, pueden dar consejos, pero no tienen las habilidades de un nutricionista ni los conocimientos holísticos que tiene un profesional de la nutrición. Además, lamenta que las políticas de salud pública en este ámbito no estén diseñadas por nutricionistas expertos y que estos tampoco participen en la elaboración de documentos públicos sobre la materia.

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La huella de la pandemia en niños y adolescentes: duermen menos, comen peor y son más infelices, sobre todo ellas

La huella de la pandemia en niños y adolescentes: duermen menos, comen peor y son más infelices, sobre todo ellas

El cambio de hábitos derivado de las restricciones de la covid hizo disminuir la actividad física de los menores de entre 8 y 16 años y aumentó el uso de pantallas.

Los tres años de pandemia con sus confinamientos, reducción de la vida social y clases a distancia han empeorado los hábitos saludables de niños y jóvenes españoles: ahora realizan menos ejercicio físico, pasan más tiempo delante de las pantallas, duermen menos, siguen menos la dieta mediterránea y se sienten más infelices (sobre todo, las chicas). Su tasa de sobrepeso u obesidad mejora ligeramente, pero todavía afecta a casi un tercio del total.

Uno de cada tres niños y jóvenes españoles tiene sobrepeso u obesidad, una de las peores cifras de Europa, tras destacar que esta epidemia está marcada por las desigualdades sociales. Es decir, que afecta casi el doble a los menores de familias con menos renta, que son además los que menos siguen la dieta mediterránea y los que más comida basura consumen.

Los datos de sobrepeso y obesidad han mejorado ligeramente desde 2019 (del 36% al 33,5%), pero puede ser que el incipiente deterioro en los hábitos de salud no haya tenido tiempo de consolidación, o bien que los adolescentes con más sobrepeso hayan declinado participar, porque hay una situación de creciente estigma social alrededor del peso.

El Ministerio de Consumo está trabajando “en medidas que limiten el ambiente obesogénico [que impulsa la obesidad] para los menores, así como su acceso a bebidas y alimentos de baja calidad nutricional”.

Bienestar emocional

Uno de los datos más preocupantes tiene que ver con el bienestar emocional: un 40,1% de las niñas de entre 8 y 16 años en España declara sentirse preocupada, triste o infeliz, un porcentaje muy superior al de los niños (23,9 %). Estas diferencias se deben a “desigualdades de género”: La adolescencia es un periodo clave en el proceso de construcción de la identidad, y por eso precisamente ahí se producen muchas inseguridades en forma de tristeza, de preocupación, de miedos, de complejos… A esa inseguridad están más expuestas las niñas, porque maduran cognitivamente antes que los niños, y porque la sociedad las expone más a que se sientan inseguras.

Las chicas están más expuestas socialmente a los estereotipos de género, a cuestiones de valoración de su imagen corporal, y a cómo les afecta eso en la manera en la que se sienten como personas. Desde luego, hay una desigualdad de género en cómo se ve el cuerpo, las chicas están expuestas a ciertos estereotipos, y la imagen corporal les afecta más. Además, también puede ocurrir que a los niños les cueste reconocer que se sienten tristes, eso es como reconocer una debilidad, y no está bien visto en el modelo de masculinidad predominante. Entiendo que esa sensación estará infraestimada en los chicos.

Esa preocupación afecta mucho más en la etapa de la adolescencia (41,6 %) que en la infancia (20,4%). Esta dimensión es la que presenta un mayor deterioro en el que, probablemente, ha influido de forma relevante el cambio de dinámicas sociales que ha experimentado la infancia, y sobre todo la adolescencia, durante la crisis sanitaria de la covid-19.

Menos deporte cada día

Mientras, la actividad física sobre la que tan solo hay resultados parciales se ha reducido en 23 minutos diarios respecto a los datos de hace tres años. La recomendación es que los menores realicen 60 minutos diarios de deporte, algo que ya se incumplía en 2019, pero que ahora está cada vez más lejos de cumplirse.

Además, casi la mitad de la población infantil y adolescente incumple la recomendación de horas de sueño (11 horas para los más pequeños, al menos 8 para los mayores) tanto en los días entre semana como en los del fin de semana. Este incumplimiento es mayor en las participantes de género femenino, en la adolescencia y en los centros educativos situados en barrios con menor renta.

El porcentaje de jóvenes que incumple con la recomendación de horas de sueño se ha incrementado en un 5,8% para los días entre semana. Este factor del estilo de vida tiene un efecto estructural sobre el rendimiento académico, el resto de factores de estilo de vida y el bienestar y la calidad de vida de la sociedad y por ello conviene que las intervenciones de promoción de la salud comunitaria lo incluyan como una cuestión esencial a abordar.

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