Los seres humanos tienen una sorprendente capacidad para sumergirse en su propio pensamiento. Las personas tienen dificultades para apreciar cuán atractivo puede ser el pensamiento. Eso podría explicar por qué las personas prefieren mantenerse ocupadas con dispositivos y otras distracciones, en lugar de tomarse un momento para la reflexión y la imaginación en la vida diaria.
En una serie de seis experimentos con 259 participantes, los investigadores compararon las predicciones de las personas sobre cuánto disfrutarían simplemente sentarse y pensar con su experiencia real al hacerlo. En el primer experimento, pidieron a las personas que predijeran cuánto disfrutarían sentarse solos con sus pensamientos durante 20 minutos, sin que se les permitiera hacer nada que los distrajera, como leer, caminar o mirar un teléfono inteligente. Posteriormente, los participantes informaron cuánto lo habían disfrutado.
Pensar, un disfrute inesperado
Las personas disfrutaban pasar tiempo con sus pensamientos mucho más de lo que habían previsto. Esto se mantuvo en todas las variaciones del experimento en el que los participantes se sentaron en una sala de conferencias vacía o en una pequeña y oscura tienda de campaña sin estimulación visual; variaciones en las que el período de reflexión duraba tres minutos o 20 minutos; y una variación en la que los investigadores pidieron a las personas que informaran sobre su disfrute a la mitad de la tarea en lugar de después de que terminó. En todos los casos, los participantes disfrutaron pensando más de lo que esperaban.
Sobrecarga de información
Estos resultados son especialmente importantes en nuestra era moderna de sobrecarga de información y acceso constante a distracciones. Ahora es extremadamente fácil ‘matar el tiempo’. En el autobús de camino al trabajo, puede revisar su teléfono en lugar de sumergirse en su pensamiento flotante interno, porque predice que pensar será aburrido. Sin embargo, si esa predicción es inexacta, está perdiendo la oportunidad de comprometerse positivamente sin depender de tal estimulación.
Esa oportunidad perdida tiene un costo porque estudios anteriores han demostrado que pasar tiempo dejando que tu mente divague tiene algunos beneficios. Puede ayudar a las personas a resolver problemas, mejorar su creatividad e incluso ayudarlas a encontrar el sentido de la vida. Al evitar activamente las actividades de pensamiento, las personas pueden perderse estos importantes beneficios.