Las ventajas e inconvenientes de criar a un niño bilingüe
A los cuatro meses de edad, el cerebro del bebé logra albergar todos los sonidos posibles y discriminar dos lenguas diferentes.
Desde siempre se ha valorado mucho el que una persona pueda hablar más de un idioma. En la edad adulta se abren más puertas a nivel laboral. Lo mismo en la relación e interacción con personas de diferentes nacionalidades. “El bilingüismo aporta una gran cantidad de beneficios, por ello, muchas familias deciden hablar a sus hijos en varios idiomas desde su nacimiento”.
Al nacer, el bebé aprende a hablar la lengua materna sin problemas, pero consigue acceder a otras. En el aprendizaje de los diferentes idiomas, se observará la intención comunicativa y el uso de ambas lenguas, porque existe un doble recurso, algo que niños que solo hablan un idioma no poseen. El bilingüismo en el bebé no causa retraso en la adquisición del lenguaje ni en el desarrollo del habla. Pero, sí afecta positivamente a su capacidad cognitiva, así como a las estructuras cerebrales que la sustentan.
Es importante una correcta interacción lingüística desde el nacimiento
Cuanto más tiempo se tarde en introducir una segunda lengua, existirá una mayor dificultad para su comprensión y asimilación. Los bebés se benefician de no presentar una lengua registrada. Esperar más allá de los 11 meses dificultará la adquisición. Para que el aprendizaje de una segunda lengua sea real por parte de un nativo, más allá de los 2-3 años del niño podría observarse, algún aspecto en la pronunciación que las personas nativas no tienen.
A partir de los ocho meses, los bebés son capaces de diferenciar otras lenguas con las que no han tenido contacto, lo que les permite recibir la información más relevante para discriminar una de otra. Esto denota una adaptación específica del sistema atencional del cerebro. Otro aspecto a destacar es el control ejecutivo de la flexibilidad mental, ya que a esa edad, incluso cuando aún no han comenzado a hablar, pueden adaptarse a los cambios de idiomas respecto si les habla un familiar u otro.
Si los padres del niño, hablan dos lenguas perfectamente e interactúan con el niño en las dos, él es capaz de reconocer los sonidos de cada una de ellas. Esa exposición va acompañada de un componente emocional y comunicación personal. La sola exposición auditiva no es suficiente. Con el tono, los gestos o las expresiones y gracias a la neuroplasticidad del órgano, el bebé se moverá libremente en su ambiente.
El cerebro de un niño bilingüe debe esforzarse más
El cerebro en un niño que hable dos idiomas tiene que esforzarse más (existen probables cambios estructurales), para discriminar las diferentes lenguas y elegir en cada momento. Esto se incrementa si se inicia en un tercero (idioma). Estudios sobre bilingüismo hablan de una ralentización en la enunciación del concepto. Sin embargo, uno de los retos más importantes para los niños bilingües es aprender a diferenciar las dos lenguas. Los primeros años del niño y de forma involuntaria, se puede observar alguna mezcla en los idiomas, pero este es un fenómeno transitorio.
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